domingo, 27 de marzo de 2011

El párasito del dolor.

Dejemos claro desde un principio que no os hablaré de un dolor muscular, ni oseo, ni visceral, ni de ningún tipo de dolor que unos cuantos analgésicos lo hagan pasar. No, yo os quiero hablar de aquel dolor invisible que es capaz de superar a cualquier otro, que puede causar todos los dolores que se puedan imaginar. Yo os quiero hablar de un dolor que no desaparece incluso, cuando por razones lógicas y racionales debería abandonarme; un dolor que se inserta tan hondo que acaba conviviendo contigo, no en simbiosis, sino como un parásito que se alimenta de ti con el único proposito de sobrevivir.
¿Cómo te deshaces de un bichejo contra el que la único cura posible es lo que provoco su aparición?
¿Cómo aniquilas a un párasito contra el que no tienes medios disponibles para luchar?
Y si no lo puedes hacer desaparecer, ¿Cómo aprendes a vivir con algo que vive a tu costa?